Los animales existen en el mundo por sus propias razones. No fueron hechos para los humanos, del mismo modo que los negros no fueron hechos para los blancos ni la mujer para el varón...

Alice Walker ♥

sábado, 16 de julio de 2011

Miradas en el vagón...

Tenía que llegar temprano, así que decidí irme en el metro... Al llegar al tren pude ver lo vacío que estaba, me pareció raro. En fin, me senté en el piso y sólo me quedaba esperar llegar a mi destino, y en esa larga espera preferí matarla leyendo un libro.
Pasaron algunas estaciones y yo seguía inmerso en la trama del libro, pero pasó algo que me llamó la atención, ni siquiera sé qué fue pero me llamó la atención, así que levanté la mirada y busqué ese algo... Lo primero que vi fue a unos oficinistas conversando acerca de su trabajo, del estress que están sometidos, luego vi una chica, se veía bastante tímida e introvertida, hasta que finalmente llegué al chico que estaba frente a mí, observándome, escrutando cada centímetro de mí, quizá sólo veía el libro pero yo no lo sentía así.
Al principio, traté de ignorarlo pero cuando nuestras miradas se topaban todo se ponía en cámara lenta, era como si nosotros solamente existiésemos en el mundo. Claro que toda esa burbujita de cristal se destruía instantáneamente por nuestra sobreactuación de movimientos que cada uno trató de hacer, para hacer creer como si nada pasara. Sé que fue absurdo todo eso, intercambiar miradas, verle el alma a otra persona y todo ese espectáculo, pero fue algo que se me tan espontáneo que no se podía impedir nada.
Sólo quería llegar a mi destino lo antes posible, en realidad una parte de mí quería llegar la otra solamente quedarse y observarlo y hasta quizá hablarle.
Llegó el momento de llagar hasta un intermodal, en donde la mayoría de las personas se bajaron. Mis dos seres interiores, ya mencionados, claramente una quería que se apeara del tren y la otra que sólo se quedara. Y creánme que la segunda opción fue la que de verdad ocurrió, no podía creerlo, estabamos ahora casi solos, si no fuera por esa anciana que estaba mirando el paisaje y unos cuantos señores que iban hacia su trabajo o quizá a algún que otro lugar a tramitar algo pero eso ahora no me importaba, sólo me importaba hablarle y quizá conocerlo, así que cuando se cerraron las puertas me armé de valor y fui hacia él. Él mirándome, espectante ante mis movimientos empezó a intentar sacar algo de su bolso que traía pero no le resultó.
-Disculpa, sabes dónde queda la Biblioteca de Santiago?- Sabía la respuesta, pero fue lo primero que se me vino a la mente. Estaba invadido ante un negativa de éste, pero la esperanza es lo último que se pierde, además qué me iba a decir, si me decía que no era porque en realidad nada pasaba y solamente eran paranoias mías...
-Es en la próxima estación. Si quieres puedo llevarte, queda cerca de mi casa y no cuesta nada-
La alegría en ese momento fue tan inmensa que no existe comparación alguna para tal emoción.
Llegó la estación y nos bajamos; me preguntó por qué iba a la biblioteca, la verdad es que le inventé que iría a buscar una novela, pero no fue así. Me dijo que a él le gustaba leer, y que el libro que leía era bastante bueno, y es así como nuestra conversación se prolongó pero se sintió tan corta que ni siquiera vi la biblioteca, estaba tan perdido en su mirada, en su voz, en su cabello despeinado, en su incombinable tenida, en toda su escencia.
-Aquí es. A ver, pediré un libro también- La verdad, es que no sé si pedía el libro para estar conmigo y seguir la interesante conversación o porque de verdad lo quería leer. Fuimos hacia la sección de literatura nacional. Él pidió "juana Lucero" dijo que era bueno y bastante cruda la trama, por mi parte pedí "La chica del crillón" innumerables veces me han dicho que es un libro bastante bueno, pero eso no me importaba sólo quería hablar. Hablamos tantas cosas que no me di cuenta que mi verdadero compromiso ya había pasado, le expliqué que me tenía que ir y lo comprendió, me acompañó hasta el metro y me fui.
Ha pasado ya una semana, es raro; siempre estoy a la misma hora de aquel día sólo para topármelo, sólo para volver a sentir ese nerviosismo, esa fatiga que sentía cuando nuestras miradas se cruzaban y trataban de unirse pero nunca lo confirmaron... Seguiré llendo en el mismo metro, a la misma hora en busqueda de aquel joven, que me cautivó sólo con su mirada...

1 comentario:

  1. Que fome el suedo "cuento". Ahora que lo leo bien, es como super superficial (?)

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